Evidentemente dios, con minúsculas, no hay que ponerse a mal con el Todo Poderoso. Mis relaciones con el Altísimo, directas y sin intermediarios procuro, por mi parte que sean buenas, de tal forma que el que Todo lo Puede, mira para otro lado con mis culpas, defectos y maldades.¿De donde pues el titular?.
Me explico: Regresaba a casa de cumplir el encarguito de la mañana, cuando me he visto obligado a prestar atención a alguien que rectificaba una noticia que terminaban de dar sobre inmigración. Concretamente el comunicante comenzaba su rectificación con ésta rotunda frase: “Ni Rajoy, ni ZP, saben lo que dice con respecto al efecto llamada”.
Realmente interesante y rotunda la afirmación. Mis oídos han dejado de oír para escuchar.
Alguien de los que formaban una tertulia en la que se hablaba de ese movimiento de masas, tan preocupante del siglo XXI, con voz de suficiencia ha pretendido rectificar, cortándole la frase. El interviniente que ha demostrado saber muy bien de lo que hablaba, ha dicho que en el país de las Autonosuyas, el efecto llamada sigue en aumento a pesar de la crisis y que la llegada de emigrantes, no es con las pateras, que eso es una desgracia para unos pocos desahuciados de los que se benefician las mafias.
Lo duro y lo que ni las autoridades pertinentes ni la oposición parecen saberlo se produce cada día, por los métodos tradicionales de viaje, o lo que es lo mismo, por tren, avión, bus y coche particular, incluyendo las furgonetas convertidas en vehículos de servicio público falsos y que explotan residentes inmigrantes en paro y que trasportan por un precio inferior a lo que cuesta a un billete, a paisanos desde el lugar de origen a la engañosa tierra de promisión, y en sentido contrario para visitar a sus familiares y regresar.
Esta muy claro, como funciona esto, he tenido posibilidad de enterarme de primera mano, por una de esas personas. El establecido en el país de adopción, con papeles teniendo trabajo o en el paro, trae a sus familiares, o los hace venir como turistas, las fronteras no existen, por lo que el movimiento de personas a través de los Estado de la Unión Europea es un paseo sin problemas.
Una vez en España, el ilegal, lo primero que hacer es empadronarse y en cuanto puede abrirse una cuenta en una entidad bancaria. En horas o en breves días, de no existir ha pasado a tener dos documentos oficiales, una vez poseedor de los mismos el siguiente paso es obtener una cartilla de la sanidad pública, a la que todos los españoles tienen derecho, pero los que residen también, aunque estén sin papeles. Como ven, añaden un tercer documento público, sabedores de las prestaciones de nuestro sistema de salud, se hacen hacer un reconocimiento general, que muchos de ellos no se lo habrían hecho en su vida en el país de origen, como consecuencia se les facilitan recetas, en el caso de los sin papeles y parados, de las rojas correspondientes a los jubilados, con lo que las medicinas les resultan gratis, otro documento oficial para sumar. Si están sanos y no requieren de mayores servicios médicos, puesto que los hay que vienen para ser sometidos gratuitamente a intervenciones quirúrgicas delicadas y por lo tanto caras, pasan por disponer de un bono de transporte, pero no de uno de corta distancia o de bus o metro, no de los de larga distancia en los que si aparece el nombre del usuario e inclusive en algunas matrices la dirección. De ésta manera es problema de tiempo hasta adquirir la tarjeta de permanencia a la que en el peor de los casos tendrá derecho a los tres años.
Como se ha dicho, el sin papeles solo tiene que “soportar”, tal situación transitoriamente y por un máximo de tres años, después puede demostrar que es residente por permanencia y tiene adquiridos todos los derechos. Con lo que ahí están los pisos patera que sirven como domicilio a doscientas o trescientas personas, y todas las otras argucias, que no hacen al caso. Hasta los negritos del bueno, bonito, barato, los del top manta y los de los pañuelos de los semáforos, se conocen lo dicho mejor que los policías que teóricamente deberían perseguirlos y que como es publico y notorio, no lo hacen.
Así que tienen y disfrutan de todos los derechos como auténticos españoles y en ocasiones con mejor trato que los nacidos aquí.
Todo ello vino a coalición de la famosa prestación por desempleo que el gobierno anticipa a todos aquellos que deciden regresar a sus países de origen. Pero ojo que su compromiso es tan solo por tres años. Que sucede que efectivamente unos vuelven para no regresar el 10%, otros lo hacen por un tiempo aproximadamente de un año o año y medio, un setenta por ciento y el resto hace el paripé de abandono del país, se va y vuelve como clandestino.
Como aprecian todo está en “aguantar” tres años, para volver a empezar.
Hay quien baraja la cifra de 15.000 personas al mes, los que abandonan el país, para volver a sus casas originales, pero también es la misma cantidad, sino se supera los que vienen a instalarse en España, en el mismo tiempo.
¿Qué se ha conseguido con la medida?. ¡Desgraciadamente nada!.
Lo que hace abrir los ojos con asombro a los nativos es que los inmigrantes conocen sus derechos, mejor que los españolitos de toda la vida y lo que les deja totalmente descolocados es ver con que suficiencia y seguridad obligan a los que compete a cumplir escrupulosamente con sus prebendas.
De ahí el titular.
No hay comentarios :
Publicar un comentario