sábado, 22 de agosto de 2009



Marchas con incidentes en Venezuela
Yolanda Valery

BBC Mundo, Venezuela




Las calles de la capital venezolana, Caracas, fueron escenario este sábado, una vez más, de dos multitudinarias marchas paralelas de signo contrario sobre un mismo asunto: en este caso, la recientemente aprobada Ley de Educación.


Las marchas opositoras y oficialistas fueron multitudinarias.

Y, una vez más, el resultado fue también de signo opuesto: mientras que los simpatizantes del gobierno, a favor de la ley, llegaron a su destino de manera pacífica, la marcha de sus adversarios terminó violentamente.

Nutridos grupos de policías metropolitanos y guardias nacionales repelieron a los manifestantes con bombas lacrimógenas y perdigones, cuando algunos de ellos intentaron traspasar la barrera que les bloqueaba el paso hacia el centro de la ciudad, donde tienen asiento los poderes públicos.

Esto después de que los oficialistas obtuvieran permiso para llegar a donde querían, la Asamblea Nacional, mientras que a los otros les fue negado.

Portavoces del gobierno aseguraron que los dirigentes opositores planearon provocar hechos de violencia, al no aceptar sin rodeos los términos y condiciones impuestos por el gobierno para autorizar su protesta.

Mientras, voceros de las oposición responsabilizaron al gobierno de ordenar a la policía y a la Guardia arremeter contra los manifestantes.

En la oposición
No había una actitud pacífica (…) (Los opositores) Lanzaron dardos metálicos, objetos de todo tipo
Tareck el Aissami, ministro del Interior de Venezuela
La marcha de oposición comenzó con normalidad en el este de la ciudad. Las principales consignas tenían que ver con el derecho a una educación libre de ideologías, algo que consideran amenazado por la nueva Ley de Educación.

El propio presidente de la República, Hugo Chávez, ha dicho de forma expresa que la intención es ideologizar. Esto es, según el mandatario, inculcar valores nuevos de solidaridad y humanidad que serían fundamentales para el modelo socialista, en contraposición al individualismo y la competencia que constituirían la base del capitalismo.

Otras pancartas aludían a la posibilidad de que se imparta religión en las escuelas, otro factor que creen quedó en entredicho en una ley que declara el carácter laico de la educación y no dice nada -como la ley anterior- del derecho a elegir educación religiosa. Según el gobierno, la ley no está "sacando a Dios de las escuelas", como dicen voceros opositores.

Por último, algunas consignas se referían a la libertad de expresión, sobre la que el instrumento jurídico también contempla algunas disposiciones, como el deber de los medios de difundir contenidos educativos y la facultad gubernamental de sancionarlos si transmiten material que infunda miedo en los niños.

El Colegio Nacional de Periodistas y una de las emisoras cerradas recientemente por orden oficial, CNB, estuvieron en la marcha defendiendo sus propias causas.

El enfrentamiento

Policías, guardias y vehículos blindados franquearon el paso de los opositores.
Un contingente de policías metropolitanos en motocicletas ocupaba la retaguardia de la manifestación opositora. "Que Dios los bendiga", "cuídense y cuídennos a nosotros", les gritaban varias señoras que un momento antes discutían si los oficiales eran unos "cobardes" por obedecer órdenes presidenciales o simples trabajadores ganándose el pan.

En la vanguardia, sin embargo, no medió palabra. Frente al edificio de la compañía telefónica, hasta donde tenían permiso de avanzar, tres bloques de policías y guardias, además de vehículos blindados, les presentaban un obstáculo infranqueable.

El día anterior el ministro del Interior, Tareck el Aissami, había anunciado un amplio operativo que incluía la participación de cientos de efectivos armados, además de ambulancias y paramédicos, para garantizar que se cumplieran las disposiciones oficiales sobre el desarrollo de las marchas.

Pero grupos de jóvenes que iban adelante derribaron las barreras metálicas y arrojaron objetos contundentes a los vigilantes del orden. Estos respondieron con cuatro andanadas de lacrimógenas y perdigones, y no fue hasta que se desató un fuerte aguacero que los opositores se dispersaron.


Las autoridades denunciaron la actitud agresiva de algunos manifestantes.
"No había una actitud pacífica (…) Lanzaron dardos metálicos, objetos de todo tipo", dijo El Aissami. La Fiscalía anunció una investigación para establecer responsabilidades.

Ya cuando todos se habían ido, el jefe del contingente de guardias, comandante Antonio Benavides, tuvo palabras para los uniformados. A través de un megáfono afirmó que "esto es parte de una de laboratorio para crear un clima de desestabilización" y que "hay que estar rodilla en tierra pendiente de la situación".

Por el lado opositor, el líder estudiantil Ricardo Sánchez señaló que también es violencia el que haya "ciudadanos de primera", a los que se permite llegar a la Asamblea Nacional, y "ciudadanos de segunda", a los que siempre se les niega esa posibilidad.

El alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, responsabilizó al ministro del Interior de "arremeter contra el pueblo" por órdenes presidenciales, y aseguró que la marcha de este sábado es sólo un paso más en la lucha contra la Ley de Educación y demás "agravios" del gobierno.

En el gobierno
Hay muchísimos beneficios que hay que celebrar de esta nueva ley, sobre todo, la constitución de un nuevo sistema de educación más solidario, humano y liberador para formar profesionales integrales
Robert Serra, dirigente estudiantil
La marcha de los simpatizantes del oficialismo tuvo las características de otras concentraciones anteriores: la participación masiva de personas con franelas rojas, la intervención pública de funcionarios, la participación de grupos musicales y la comparativamente escasa vigilancia policial.

De este lado, las consignas tenían que ver con apoyar una ley que ellos consideran que garantiza la inclusión de todos, frente al sistema anterior que aseguran era manejado por unos pocos.

"Hay muchísimos beneficios que hay que celebrar de esta nueva ley, sobre todo, la constitución de un nuevo sistema de educación más solidario, humano y liberador para formar profesionales integrales", dijo el dirigente estudiantil Robert Serra.

Pero también hubo pancartas y eslóganes en contra de la actuación de militares estadounidenses en bases colombianas, que era el segundo motivo de la marcha oficialista convocada para este sábado.

La presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, fue una de las que tomó el micrófono para manifestarse en contra de esta presencia militar "de los gringos" al otro lado de la frontera.

"A ellos no les interesa la paz de los pueblos ni erradicar el narcotráfico, ellos sólo quieren defender su imperio y por eso vienen a arremeter contra la región, para apropiarse de nuestros recursos naturales", señaló.

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