A cinco años de perpetrado
UN GRAN MANTO DE IMPUNIDAD CONTINUA ENCUBRIENDO ROBO DE TEJIDOS PARACAS Y UNA TUNICA WARI DEL MUSEO REGIONAL DE ICA
UN GRAN MANTO DE IMPUNIDAD CONTINUA ENCUBRIENDO ROBO DE TEJIDOS PARACAS Y UNA TUNICA WARI DEL MUSEO REGIONAL DE ICA
Siempre circunscrito a la práctica de los valores morales y éticos y por ende, cual tenaz defensor de los bienes patrimoniales de Ica, una vez más elevamos nuestra voz a las autoridades de turno para que se recupere el otro Manto Paracas polícromo y el Uncu o Túnica Wari que aún faltan recuperar luego que el pasado 15 de Octubre del 2004 manos extrañas (¿) los sustrajeran del interior del Museo Regional de Ica “Adolfo Bermúdez Jenkis”.
A un lustro de este atentado contra la cultura la Policia Nacional del Perú le puso el signo de NR (No resuelto) a las “investigaciones” realizadas.
Hoy, a pesar de los riesgos continuamos en la defensa de la memoria y el legado patrimonial de la región Ica por la actitud complaciente de autoridades que otorgan una especie de patente de corzo a los traficantes y mercaderes de las piezas y ornamentos patrimoniales que tantas veces han sido sustraídos con el aval del letargo y la impunidad.
No debemos olvidar que la defensa de lo tradicional solo tiene sentido, si lo que se defiende es el espíritu con que los hechos se crearon y ese hálito vital que trae consigo a su vez la defensa de principios éticos que se traducen en fecunda convivencia y progreso de los pueblos.
Es lamentable de que esta fecha pase por alto en los medios de comunicación iqueños; un pueblo que no protege ni defiende su patrimonio cultural, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria histórica. Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción, que en vez de cautelar y defender su pasado es capaz de honrar a traficantes de cuello y corbata quienes poco o nada han aportado por el progreso y bienestar socio cultural del pueblo.
La corrupción y los malos manejos del bien común cada día se reproducen como un cáncer y exigen sanción, “ basta a la pusilanimidad”.
Criticar y aplicar una sanción ejemplarizadora implica razonar en alta voz y al mismo tiempo actuar con probidad. En esa tarea pedagógica que maneja razones de orden moral, tienen la palabra quienes ejercen el periodismo y quienes administran la justicia y el bien público, pues quiénes en ese laudable propósito prefieren omitir o callar, a la postre se convierten en cómplices. Es hora de encender más velas y sumarnos a esta valiente y desafiante lumbre de quienes amamos lo nuestro y alumbrar los valores fundacionales del pueblo iqueño.
A un lustro de este atentado contra la cultura la Policia Nacional del Perú le puso el signo de NR (No resuelto) a las “investigaciones” realizadas.
Hoy, a pesar de los riesgos continuamos en la defensa de la memoria y el legado patrimonial de la región Ica por la actitud complaciente de autoridades que otorgan una especie de patente de corzo a los traficantes y mercaderes de las piezas y ornamentos patrimoniales que tantas veces han sido sustraídos con el aval del letargo y la impunidad.
No debemos olvidar que la defensa de lo tradicional solo tiene sentido, si lo que se defiende es el espíritu con que los hechos se crearon y ese hálito vital que trae consigo a su vez la defensa de principios éticos que se traducen en fecunda convivencia y progreso de los pueblos.
Es lamentable de que esta fecha pase por alto en los medios de comunicación iqueños; un pueblo que no protege ni defiende su patrimonio cultural, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria histórica. Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción, que en vez de cautelar y defender su pasado es capaz de honrar a traficantes de cuello y corbata quienes poco o nada han aportado por el progreso y bienestar socio cultural del pueblo.
La corrupción y los malos manejos del bien común cada día se reproducen como un cáncer y exigen sanción, “ basta a la pusilanimidad”.
Criticar y aplicar una sanción ejemplarizadora implica razonar en alta voz y al mismo tiempo actuar con probidad. En esa tarea pedagógica que maneja razones de orden moral, tienen la palabra quienes ejercen el periodismo y quienes administran la justicia y el bien público, pues quiénes en ese laudable propósito prefieren omitir o callar, a la postre se convierten en cómplices. Es hora de encender más velas y sumarnos a esta valiente y desafiante lumbre de quienes amamos lo nuestro y alumbrar los valores fundacionales del pueblo iqueño.
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