Un juez de Nueva York liberó bajo fianza este jueves a la periodista peruana Vicky Peláez, una de las presuntas espías acusadas por Estados Unidos de ser agentes secretos rusos.
Otro de los sospechosos, identificado como Juan Lázaro -esposo de la peruana-, admitió haber trabajado para la inteligencia rusa, según un documento presentado por la fiscalía estadounidense.
El juez negó la libertad bajo fianza al hombre mientras aceptó excarcelar a la peruana.
"No parece ser una agente profesional", declaró el juez al justificar su decisión. "Ella tiene una identidad verdadera y la intención de permanecer en el país".
Estados Unidos asegura que la pareja hace parte de una red de 11 "espías" que durante años enviaron clandestinamente información a Moscú.
El juez fijó una fianza de 250.000 dólares para Peláez, 10.000 de ellos pagados en efectivo. La mujer deberá llevar un brazalete electrónico y será vigilada.
Con respecto a Lázaro -de supuesto origen uruguayo-, la fiscalía aseguro que el hombre en "una larga declaración después de su arresto", dijo trabajar para el "Servicio", abreviación usada en los documentos de la corte para designar al servicio de inteligencia exterior de Rusia (SVR), sucesor de la KGB de la era soviética.
El FBI investigó durante años a los individuos, algunos de ellos instalados desde hace tres décadas en Estados Unidos y encargados de infiltrarse en los círculos políticos para luego enviar información a Moscú.
Diez de ellos fueron detenidos, mientras que Christopher Robert Metsos, de 54 años, escapó a las autoridades en Chipre, donde el sospechoso no se presentó a una convocatoria judicial tras ser liberado bajo fianza.
Probablemente porque nunca accedieron a información clasificada, ninguno de los 11 sospechosos fue inculpado hasta el momento de espionaje propiamente dicho, un delito pasible de cadena perpetua.
Todos fueron en cambio acusados de trabajar como agentes para un gobierno extranjero, cargo pasible de una pena máxima de cinco años de cárcel, y lavado de dinero, por la retribución clandestina que percibían (máximo de 20 años).
Otros dos de los presuntos espías, el matrimonio de Donald Heathfield y Tracey Foley, deberán seguir en prisión por orden de un tribunal de Boston.
Heathfield y Foley, presuntamente canadienses, fueron presentados en Boston ante la jueza federal Jennifer Boal, que decidió mantenerlos detenidos al menos hasta el 16 de julio, cuando se examinará una eventual libertad bajo fianza.
Paralelamente, estaban previstas el jueves audiencias similares en Alexandria (Virginia, este) y Nueva York para determinar la suerte de los demás espías.
Michael Zottoli, Patricia Mills y Mikhaïl Semenko, comparecían ante un juez en Alexandria, mientras que en Nueva York hicieron lo propio Richard y Cynthia Murphy, Juan Lázaro, y la periodista peruana.
Reportera y columnista del diario hispano de Nueva York La Prensa, Peláez, de 55 años había sido periodista en Perú antes de irse a vivir a Estados Unidos hace más de 20 años. Tienen un hijo de 17 años.
Un grupo de simpatizantes y familiares de Peláez se manifestó en su defensa frente a la corte de Nueva York.
"Yo creo que ella es inocente", dijo a la AFP Israel Galindo, un mexicano de 50 años que junto a dos decenas de allegados y simpatizantes expresaron en la calle su descontento por la detención de Peláez.
Por su parte, la empresaria rusa Anna Chapman, de 28 años, compareció el lunes pasado ante un juez en Nueva York que rechazó liberarla bajo fianza.
Varios especialistas consideran el caso de los supuestos espías como un vestigio de la antigua burocracia soviética y de métodos de espionaje del KGB durante la guerra fría que subsistieron a la caída de la Unión Soviética.
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