martes, 29 de septiembre de 2009


LA GUARIDA DEL LUMPEN

Por el hígaDo.

“La eléctrica”, “Cobrarasmisueldo”, “Cocalera”, “Vendo chamba”, “Azángaro esmichacra”, “Chuceado”, “Papi es inocente”, “Dormilona”, “Mataperro”, “Comepollo”, “Conchaya”, “Violín”, “Lávame la pécora”, “Veinticinco nomás”, “La sicótica”, “Yonovinisénada”, “Los Zampones”.
No, no son una pandilla de pirañas o un grupo de barra bravas. Estos son los apelativos de casi treinta (de los que se saben) congresistas electos acusados de cometer delitos.

Con nombres propios: Rocío Gonzáles, Tula Benítez, Nancy Obregón, Aurelio Pastor, Walter Menchola, Aldo Estrada, Ricardo Pando, Luciana León, Margarita Sucari, Víctor Miró Ruiz, José Anaya, Elsa Canchaya, Juana Huancahuari, Martha Acosta, Álvaro Gutiérrez, Hilaria Supa, Gloria Ramos, Werner Cabrera, Michael Urtecho, Juan Eguren, Franco Carpio, José Mallqui, Rafael Yamashiro, Alejandro Rebaza. Todos estos congresistas caritate patriae, pertenecen a las filas de partidos políticos “por el cambio” “por el bien del Perú”, “por un futuro mejor” “para trabajar a brazo partido” y mas sarta de mentiras. Todos y cada uno de estos sujetos han desfilado a dar sus declaraciones ante la Comisión de Ética del congreso. Cada uno de estos “padre/madre de la patria” ostenta algún tipo de concha: de abanico, de nácar, en espiral, multiespiral, cónica, tubular, conoide, cóncava, convexa, levógiras, dextrógiras. Eso si, todas apestan, todas huelen a chivo muerto.
Se les acusa desde presuntos delitos contra la administración de justicia en la modalidad de falsas declaraciones en procesos administrativos, falsedad genérica y peculado, falsificación de documentos, robo al estado, asesinato de animales con premeditación alevosía y ventaja, narcotráfico, ingresar con violencia a la sede del Congreso e interrumpir la sesión, nombramiento y aceptación ilegal para el cargo público, delitos contra el patrimonio en la modalidad de estafa, hasta de incluir personal para sus oficinas que nunca fueron a laborar y que cobraron todos sus emolumentos, incluyendo bonificaciones. También tenemos nepotismo, contratar personal irregular en sus despachos y así, las nauseabundas concreciones de estas conchas se aplastan unas a otras en uno de los peores congresos de la historia moderna. El carácter lumpenezco de la sociedad oficial del Perú se refleja directamente en la conducta delincuencial de las autoridades que gobiernan este país. Si señores, más barato sale trasladar el Congreso a Lurigancho.
¿Dónde está nuestra reserva moral? ¿Dónde quedó relegada la ética? ¿Existe aún?
Es realmente alarmante el nivel ¿moral? de estos “representantes del pueblo”. Pareciera que para ellos el trabajar en el congreso es sinónimo de robo, pillaje, latrocinio, timo, rapiña. Lo peor de todo y lo mas indignante, es verlos luego, en la media y los canales, “ofendidos”, “desaforados”, “ofuscados” “cínicos”, haciendo sus descargos, con la mas absoluta frescura, abanicándose las vergüenzas, insultando a la mayoría de peruanos con sus nauseabundos descargos. Y todos salen con el mismo cuento de mierda “venganza política por parte de mis adversarios”
El Congreso del Perú está enfermo. Se encuentra infestado de parásitos inmundos. La corrupción, que impide desarrollar la verdadera democracia y la amenaza, se encuentra infecta en el funcionario que nos encarna. Ninguno hace noticia por alguna iniciativa de ley que beneficie a la mayoría de peruanos. Es aterrador el caos de pudrición que vacía las arcas del estado de manera impune. El Congreso tiene un nuevo título; el de Guarida de Delincuentes; denunciados, procesados, requisitoriados, reos contumaces, condenados. Y mientras más casos se presentan, el grupo anterior de alimañas cede la posta, se protegen entre ellos, se salvan entre ellos, se tapan entre ellos y se chantajean entre ellos. Así sin limites en la ética o cualquier otra regla de civilidad, sin ápice de valores y principios, aparecerán más “parlamentarios” de vergüenza en el largo listado de corrupción, inmoralidad y manejo mafioso en la administración pública.
Es necesaria, forzosa, la revisión de las leyes, el despojo de la inmunidad parlamentaria para semejantes criminales, la renuncia o la destitución pública para quienes tengan por deber moral (si es que algo les queda) el hacerlo.
¿Somos concientes del descalabro moral de nuestro segundo poder del estado? ¿Hemos empezado a entender la importancia de exigir requisitos básicos para quienes postulen a ostentar con responsabilidad y respeto la honorable investidura que significa un padre de la patria?

Lo peor: No se habla del aumento de 10 congresistas más. Sí mis estimados, 10 potenciales malhechores más se amasan las patas como las moscas.
Por último y para cerrar con broche de oro: la Comisión de Ética ha determinado que no existen evidencias o indicios razonables para continuar las investigaciones de esta camada de la infamia, salvo que se presenten nuevas pruebas que incriminen a la mayoría de estas bazofias.

¿Llegaremos a tener algún día un congreso de gente honrada, responsable y trabajadora? Dum spiro, spero.

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