domingo, 6 de junio de 2010

MIS MEJORES AMIGOS ESTAN EN LA BIBLIA

Mentores conforme al corazón de Dios; permítame presentarle a uno de los más cercanos: David.

¿Ustedes dos ya se conocen? Claro que lo reconoce, ¿verdad? Probablemente lo conozca mejor como rey David, pero cuando ocurrió este incidente, todavía tenía por recorrer un largo camino hasta llegar al trono del antiguo Israel.

Esto me lleva a algo realmente notable.

David ha dejado esta tierra hace más de tres milenios. Aún así, él y yo nos seguimos encontrando todas las semanas. Todavía enseña, todavía habla, todavía alienta y capacita. Al caminar con David entre las humeantes ruinas de Siclag, encuentro ayuda y fortaleza para los desafíos que se me presentan en el camino.

Y él no está solo: ¡está entre una escogida y selecta comunidad de los mejores instructores! A través de los años, navegué con Noé; escalé con Moisés. Entrar en el mundo de La Biblia para aprender de mis amigos y héroes realmente me cambia como persona.

Jeremías salvó mi vida. Nehemías mantuvo a flote mi vacilante ministerio. A través de sus dificultades con los ricos y avaros, Salomón ha sido mi tutor para ser una persona de excelencia sin opulencia.

En repetidas oportunidades, escuché a jóvenes líderes quejarse de la escasez de mentores. Pero hemos estado buscando en los lugares equivocados, ya que los más grandes mentores no se encuentran entre aquellos que están actualmente en la tierra. Nos esperan en otra galería.

Cuando el estudiante esté listo, aparecerá el mentor. Estos héroes y estas leyendas nos han estado esperando.

“De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza” (Romanos 15:4).

El aliento es la lengua nativa de Dios. Pero sin un cambio, el aliento sería lo mismo que una bicicleta con un solo pedal. Se requiere de nuestra participación. El aliento se convierte en esperanza cuando las instrucciones encuentran nuestra aceptación y aplicación.

El viaje en el que usted está a punto de embarcar es interactivo. Las lecciones que recogerá en este libro han sido destiladas por más de treinta y tres años de amistad con mis mentores. Lo que está a punto de leer ha sido la clave más importante de todo lo que he hecho. No es un programa. Es una aventura ofrecida solo a ávidos estudiantes de la vida.

En este globo giratorio, solo tenemos una sola vida por vivir, y muchos llegan a la mitad antes de darse cuenta de que la vida no caerá prolijamente sobre nuestras faldas sin nuestra participación y relación con ella. O, peor aún, que la vida no se mantendrá prolija y ordenada ante nuestras pobres elecciones. La vida solo dará su mejor fruto a los granjeros diligentes, y sus tesoros a los industriosos peregrinos que trabajan con esfuerzo.

He hablado con cientos de hombres y mujeres de cincuenta y sesenta años, y mayores también, que siguen penando por el recuerdo de malas decisiones que tomaron. “Oh –dicen–, ¡cómo desearía haber sabido en ese momento lo que sé ahora!”

Si tan solo hubieran entendido; si tan solo hubiesen sido capaces de ver; si tan solo hubieran dado un paso hacia atrás para ver desde otra perspectiva. Tal vez, habrían criado a sus hijos de una forma diferente. O no habrían arruinado su matrimonio. O hubieran evitado miles de penas sin nombre que han plantado en ellos un arrepentimiento que parece nunca acabar.

Mentores Divinos

No hay por qué vivir con una interminable serie de “si hubiese.” ¡Realmente no hay razón! Dios les ha dado una tarea a ciertos hombres y mujeres que, aún muertos, “todavía hablan.”

A estos instructores se les ha delegado la tarea y la obligación de ser tutores de aquellos que se inscriben para aprender. Al seguir a estos hombres y mujeres, usted puede:

-Encontrar la ayuda necesaria cuando se le presentan pruebas difíciles.

-Caminar tanto con los héroes de La Biblia como con los necios.

-Comenzar a pensar como Dios piensa, para poder responder como Él responde.

-Evitar errores costosos y así ahorrarse décadas de pena y dolor.

Estos mentores lo guiarán a la fortaleza, le darán dirección y esperanza aun cuando se encuentre en los momentos más atemorizantes y estrechos de la vida.

Y el Espíritu Santo promete exhalar en su presente lecciones clave del pasado para volverlas a la vida. Abraham será su mentor en la fe. De Sansón aprenderá sobre el autocontrol sexual. Daniel lo instruirá en cómo influir en su comunidad. Rut le enseñará sobre el amor y la lealtad.

Permítame llevarlo hacia la aventura más grande que jamás ha vivido. Venga, camine conmigo mientras visitamos a los hombres y las mujeres de Dios, gente de fe (y también a algún que otro canalla).

Todos ellos lo están esperando.

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