Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. Salmo 32:8.
Toda profecía debe estar de acuerdo con la Biblia y si una palabra no puede apoyarse en las Escrituras, no es una palabra del Señor. Lo más probable es que nació del entusiasmo de alguien o del espíritu humano.
Cuando obtienes una imagen y alguna porción de las Escrituras, también “sabes” instantáneamente lo que la imagen representa o cómo la puedes poner en palabras sin imágenes visuales.
No es un error explicar la imagen dando sus detalles, pero una imagen profética significa algo. Es un mensaje del Señor para alguien. No es sólo una foto o un cuadro.
Cuando percibimos los susurros apenas perceptibles de lo que el Señor revela a nuestro entendimiento y lo decimos como una palabra de profecía, las personas a quienes les damos la palabra serán motivadas, edificadas y atraídas a una mayor cercanía con Él. Esta es la meta y la finalidad. En cierto sentido, profetizar es como darles a otros los resultados de una búsqueda a través de la Biblia que Dios hizo bondadosamente para ellos. Enfatiza los elementos claves de Su verdad para la situación de ellos. Y algunas veces, especialmente para personas que todavía no reconocen la realidad de Dios en sus vidas, una profecía es tan intensa y penetrante que los convence de la existencia presente y activa de Dios .
Debemos estar vigilantes contra la tentación de “ponernos” el bautismo con el Espíritu, hablar en lenguas o profetizar, como insignias o medallas en nuestro pecho. Las capacidades sobrenaturales no son un adorno de glorias pasadas en nuestras vidas.
Son (sólo) herramientas asombrosas que deben usarse para el beneficio de otras personas, y todo el tiempo que las estemos usando, son recordatorios de que es el Señor, no nosotros, quien por Su gracia está haciendo lo que se necesita.
Hoy se que Dios usará los dones que me ha dado para guiarme, ministrarme y enseñarme.
Señor. Gracias por que a través de otros y a través de tu Espíritu me enseñas y me guías. Quiero ser fiel a los dones que me has dado. Amén.
Dr. Daniel A. Brown.
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