lunes, 24 de enero de 2011

EL INTENTO FRUSTRADO

Por: Gerardo Saravia

Héctor Vargas Haya
Hubo un tiempo en que algunos apristas hastiados de la corrupción del primer gobierno de Alan García quisieron demostrar a la gente que en el APRA se sabía castigar la corrupción y formaron una comisión para que investigue, de Rey a paje, todas las irregularidades cometidas por los funcionarios apristas dentro del Estado. Esta es la historia relatada por Héctor Vargas Haya:

“Planteamos entonces cambios sustanciales y la realización de una catarsis moral en el interior del Partido en un congreso extraordinario, a fin de ejecutar el inventario de la tarea cumplida por el gobierno aprista de 1985 a 1990. Propusimos investigar las declaraciones de bienes y rentas de los apristas que ejercieron tareas de gobierno durante aquel período y, finalmente, la democratización partidaria mediante la elección de sus autoridades por el voto universal y directo. Pero desde el primer momento fue notoria la resistencia a tales solicitudes.

“El Comité Ejecutivo Nacional dirigido por Luis Alva Castro solo cumplía las directivas impartidas por Alan García desde su autoexilio en Bogotá-Colombia para contrarrestar todo intento moralizador. Les giraba boletos aéreos para reunirse con él y llevar a cabo estrategias y coordinaciones con el gobierno de Alberto Fujimori, a fin de bloquear su extradición. Los dirigentes Mercedes Cabanillas, Jorge del Castillo, Carlos Roca, César Zumaeta, el propio Alva Castro, entre otros, mantuvieron la consigna a la espera del transcurso del tiempo señalado en el Código Penal para el logro de la prescripción de las causas penales contra el ex presidente, caído en contumacia. El plan consistía en su retorno al Perú, libre de toda acusación, no por sentencia absolutoria sino por la vía de la prescripción y el consiguiente archivo de sus procesos por la Corte Suprema de Justicia, en la que aún figuraban algunos amigos y militantes apristas, ansiosos de suscribir resoluciones complacientes.

“En los intríngulis judiciales se suscitaron ciertos raros movimientos con la intervención de amigos solapados que encomendaban a sus abogados la visita a magistrados para el logro de sus vedados propósitos. Por su parte, el gobierno de Fujimori jamás ejercitó acciones para acelerar el trámite de extradición contra el incriminado, con el evidente propósito de que transcurriera el tiempo para la prescripción. Quedó así evidenciado el odioso concierto de favores recíprocos, es decir la sucia política del dame que te doy, forjada en los albores de la candidatura presidencial de Fujimori y continuada indefinidamente”.

“El APRA y el fujimorismo, dos agrupaciones políticas que compartieron tanto en estos cuatro años, ahora comparten también turbulencias internas”

Artículo tomado de la Revista Ideele Nº 199/2010



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