Minería ilegal del oro consume 40 toneladas de este insumo químico al año

La mitad del mercurio que se comercializa en la región se vierte al medio ambiente





Más de la mitad de las 40 toneladas de mercurio al año que la minería ilegal utiliza para extraer oro en los lavaderos del interior de la región Madre de Dios se libera en el medio ambiente sin ningún control, principalmente en las aguas de los ríos amazónicos, lo que se traduce en los altos índices de anemia severa que padece buena parte de la población.

En el programa Diálogo Ciudadano, que se emite en Radio Aurora en coproducción con INFOREGIÓN, el ingeniero de minas Germán Concha Ordoñez, del Area de Residencia de Proyectos de la Dirección Regional de Minas, informó que por cada diez gramos de oro se utilizan unos veinte gramos de mercurio.

“Si se emplea el proceso de la retorta se puede recuperar un 50% de este insumo químico, pero el resto se pierde en el medio ambiente”, precisó el experto, es decir en el agua de los ríos y en el aire a través de los humos producidos por la quema del producto en el proceso.

A su turno, la bióloga Margarita Soto Benavente, docente de la Universidad Amazónica de Madre de Dios, indicó que el mercurio tiene la facilidad de amalgamar otro tipo de elementos químicos, lo que lo convierte en fundamental para la actividad de extracción del oro.

“Lamentablemente, de su uso -por la minería ilegal- se derivan dos subsustancias que afectan la salud humana: cuando se quema para encontrar el oro surge el ácido mercúrico, que se volatiliza en el aire. Y al tomar contacto con el agua, el denominado metilmercurio contacta con los organismos acuáticos -como los peces-”, aclaró.

Estas dos sustancias serán consumidas por el ser humano sin que se percate -respirándolo o en su dieta a base de pescado-, lo que le generará a la larga una fuerte anemia e incluso el envenenamiento por la presencia de mercurio en su sistema nervioso.

Por eso, los expertos coincidieron en la importancia de ejercer un control sobre esta actividad ilegal, y plantear proyectos que contribuyan a mitigar el daño producido sobre los ríos, de donde los habitantes de la Amazonia toman sus principales alimentos.