En un discurso de 49 minutos de duración, el Presidente Constitucional de la República, Ollanta Humala Tasso, asumió el compromiso de a defender nuestra integridad territorial, mantener el orden constitucional, honrar los principios y valores de la Constitución de 1979, respetar la libertad de culto y luchar por la inclusión social, especialmente de los más pobres del país.
“Dedicaré mi energía a sentar las bases para que borremos definitivamente de nuestra historia el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza, construyendo un Perú para todos, atento siempre en los más frágiles de nuestros hermanos”, exclamó el primer mandatario en su discurso interrumpido en 34 oportunidad por los vivas y aplausos de de los invitados a la Sesión Solemne convocada exclusivamente para la trasmisión del mando presidencial.
Ollanta Humana ratificó su juramento de respetar y defender la democracia, fortalecerla en sus valores igualitarios para hacerla legítima ante el pueblo, y pidió que vean en él a un “verdadero soldado de la República, a un celoso guardián del Estado de Derecho y a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de prensa y de expresión”.
MENSAJE:
Muchas gracias a todos los presentes.
A los jefes de Estado aquí presentes, creo que la visita de ustedes es parte del regalo que me han otorgado. Sé que muchos de ustedes van a tener que retornar temprano, porque hay otras funciones de Estado que los obliga a partir temprano.
Les agradezco a cada uno infinitamente.
Quiero agradecer también a mi familia: A mi madre Elena, mi padre Isaac, muchas gracias por haberme formado.
A mi esposa Nadine y a mis hijas, que están presentes. A mi hijo Samín que se encuentra ahí descansando. Ojalá no lo hayamos despertado, si no se va a poner a llorar.
Recibo con humildad y profundo fervor patriótico el cargo de Presidente de la República.
Declaro ante el Congreso, ante los presidentes amigos aquí reunidos y ante el Pueblo peruano, que, fiel al mandato de las urnas y en pleno respeto al Estado de derecho, dedicaré mi energía a sentar las bases para que borremos definitivamente de nuestra historia el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza, construyendo un Perú para todos, atento siempre en los más frágiles de nuestros hermanos.
Exigiré el mismo compromiso y la misma energía a todo el equipo que me acompaña en el Ejecutivo.
La democracia peruana será plena cuando la justicia y la paz social, la soberanía nacional y la seguridad de nuestras familias constituyan el zócalo de nuestra nación, cuando la igualdad sea patrimonio de todos y la exclusión social desaparezca, aún de los lugares más remotos del país.
Queremos que la expresión misma de exclusión social se borre para siempre de nuestro lenguaje y de nuestra realidad. Asumiré este reto con mi palabra y con mi vida.
Hace casi un siglo, en 1914, Víctor Andrés Belaúnde, uno de los grandes intelectuales y políticos del Siglo XX, al terminar un discurso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lanzó a los jóvenes una proclama que era, al mismo tiempo, un grito de batalla y una demanda: "Queremos patria".
Esta proclama, años después, fue recogida por José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre para convertirla en pensamiento y acción.
Esta reivindicación de la patria y de la nación ha sido como ahora el sueño encendido de generaciones y de pueblos, desde la fundación de la República la patria constituye una aspiración al destino común, una esperanza, una promesa inacabada para la que el pueblo peruano ha estado siempre dispuesto a entregar su vida en la paz y en la guerra, para defenderla y para legarla a sus hijos con orgullo y con fe.
La patria es historia común, es nuestra historia común, es el espacio donde todos los peruanos y peruanas queremos vivir en paz y en democracia, por ello todos nos sentimos orgullosos de nuestra bandera, símbolo de nuestras luchas y de nuestro amor por la paz, esta aspiración a una patria inclusiva es la que abre el camino al progreso social, para hacerla posible nos presentamos ante el pueblo y por eso estamos aquí.
Asumo este reto como un desafío y como una promesa que expreso hoy ante todos los peruanos y especialmente ante mis hijos y todos los niños y niñas del país que serán el futuro de esta nación.
Este es nuestro patrimonio más rico, por ello y para ellos voy a cumplir mi promesa de hacer de este país, de mi Perú, un lugar donde todos disfruten del mismo derecho a la plenitud y a la felicidad, a una vida digna y a una vejez protegida.
Peruanos y peruanas, el 5 de junio una mayoría de ciudadanos expresó su deseo de que el crecimiento económico y la inclusión social marchen juntos, para transformar nuestro país en una patria de oportunidades para todos.
El incremento desmedido de los conflictos, muchos de ellos absurdamente violentos, nos demuestran día a día que es urgente reparar las injusticias, corregir el rumbo y restablecer el diálogo en nuestra sociedad.
Muchas gracias.
El Perú es un país plurilingüe y multicultural, esta múltiple diversidad constituye, sin duda, nuestra mayor riqueza, sin embargo, durante mucho tiempo ha existido un discurso y una práctica de la exclusión, del rechazo a la diferencia, un "tú no eres igual que yo", que cobijó la discriminación y la intolerancia, esto resulta cuando menos extraño porque los comportamientos excluyentes provienen muchas veces de quienes elogian nuestra diversidad cultural, pero precisamente esa diversidad cultural proviene de entender que nuestra nación es un crisol de razas y tradiciones, son ellas las que sustentan, por ejemplo, nuestra extraordinaria gastronomía hoy admirada y reconocida en el mundo porque somos diferentes pero iguales en el fondo labramos nuestra existencia en el trabajo y en el esfuerzo cotidiano; somos mezcla y creatividad, somos imaginación y trabajo, y esa diversidad que queremos integradora y no marginadora constituye el fundamento de nuestra riqueza.
Nuestro país trabajador, honrado y diverso se encuentra fracturado y herido, sufre el abandono de los políticos y de un Estado insensible, burocrático y centralista, un Estado que le ha dado la espalda al interior del país, un Estado que sufre de mal de altura o soroche y que se niega a subir los Andes y a extenderse en nuestra Amazonia; un Estado acechado por la corrupción y el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la violencia y de la criminalidad; sueño con un Perú donde la vida no sea un riesgo, donde las ciudades sean espacios seguros donde el ciudadano se encuentre protegido, para esto necesitamos más Estado, más patria y que la corrupción sea sancionada.
La democracia expresó en las urnas un mandato y éste debe de ser honrado, restablecer el valor de la palabra empeñada ante el pueblo, constituye el eje de la recuperación de un sistema de valores éticos inherentes a la República, sin embargo, transformar el país no es tarea fácil no solo porque el cambio es siempre una tarea de multitudes sino porque también implica enfrentar y superar nuestros problemas, proponer una nueva manera de convivir.
La realidad exige transformaciones para que la igualdad, la tolerancia, el reconocimiento de nuestra diversidad y un desarrollo que nos incluye a todos sea al mismo tiempo un acto civilizatorio y un compromiso colectivo; la realidad nos interpela diariamente y nos exige un nuevo contrato social que haga posible la convivencia armoniosa de todos los peruanos.
Evoco aquí nuevamente la figura de Haya de la Torre y su legado, plasmado singularmente en la Constitución de 1979, que constituye para mí una verdadera inspiración por su contenido nacional, democrático y de libertad.
El gran Nelson Mandela, en un célebre discurso pronunciado en el marco de la Unesco, afirmó, con la convicción que lo caracterizaba, que la igualdad, la equidad económica y la justicia social eran la base de toda democracia. Él dijo "no hay democracia con miseria, no hay democracia con asimetría social". Y porque creo en la justicia de esta frase, yo he jurado respetar y defender la democracia, fortalecerla en sus valores igualitarios para hacerla legítima ante el pueblo, y así será.
Hoy, ante ustedes, ratifico este juramento, quiero que vean en mí a un verdadero soldado de la República, a un celoso guardián del estado de derecho y a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de prensa y de expresión.
El historiador Jorge Basadre afirmaba ya en 1931 que el Perú debía terminar su proceso de formación histórica, dentro de él, vinculado más que nunca al continente y a la humanidad. El país debe encontrar su realidad y su solución. Por eso, para buscar y encontrar una solución integradora para ese Perú, para nuestro Perú, de compartimentos estancos, como describe Basadre, proponemos una gran transformación: el inicio de una nueva época, que no es otra cosa que una nueva convivencia entre todos los peruanos.
Nuestra administración será un gobierno para todos, las características de este gobierno pueden resumirse en los siguientes términos: reforma, democracia, libertades, inclusión, redistribución, crecimiento, paz con justicia, seguridad, descentralización, transparencia, soberanía y concertación.
Nuestra voluntad no es la de copiar modelos, queremos, como Basadre, que el Perú deje de ser el espacio problemático que era y sigue siendo, queremos para ello construir un camino propio, un modelo peruano de crecimiento con estabilidad, democracia e inclusión social. Tomaremos como ejemplo lo bueno de otras experiencias, pero como decía el Amauta José Carlos Mariátegui, "no habrá calco ni copia, sino creación heroica".
El mandato al que hicimos referencia exige responsabilidad en la conservación de los valores sociales, económicos y culturales de lo realizado hasta ahora y que son un patrimonio de todos. Por esa razón mantendremos y consolidaremos un crecimiento sano de la economía y sus estándares macroeconómicos, respetaremos las reglas fiscales para afrontar eventuales crisis externas o desastres naturales.
La construcción de las obras de infraestructura, grandes y pequeñas, los programas sociales, la promoción del turismo y de la cultura peruana y honraremos los acuerdos comerciales con países y bloquea amigos.
Fomentaremos una economía nacional de mercado abierta al mundo, que haga realidad nuestro compromiso de crecimiento con inclusión social y con democracia.
Esto implica que el Estado sirva como promotor no solo del crecimiento, sino también del progreso social priorizando educación, salud y nutrición infantil; mejorando las condiciones de trabajo, particularmente los CAS y los Servicios No Personales; invirtiendo en infraestructura, en escuelas, en postas médicas, en cunas y mejorando el salario básico; un estado que utilice sus recursos para ayudar a regularizar la informalidad, que ofrezca crédito ventajoso para los pequeños y medianos empresarios y que facilite el espíritu emprendedor de los peruanos que desean abrir su negocio y prosperar.
Quiero aprovechar aquí para transmitirles que el Salario Mínimo Vital de los trabajadores, sujeto al régimen laboral de la actividad privada, tendrá un aumento inmediato de 75 nuevos soles a partir de agosto y de 75 nuevos soles a partir del 2012, para alcanzar los 750 nuevos soles que se ofreció.
Pero estos aumentos deberán propiciar un proceso continuo de revalorización del salario básico, ligado a la productividad y al crecimiento económico relacionado con una política global de reducción de la informalidad y de preservación y fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
Nuestro ideal de cambio no se concibe sin concertación, sin diálogo político y sin protagonismo de la gente.
Con este propósito instalaremos un Consejo Económico y Social, en base al actual Acuerdo Nacional, cuyos acuerdos hemos suscrito, cuyas políticas respetamos.
Este Consejo será dirigido desde la Presidencia de la República con el acompañamiento del Presidente del Consejo de Ministros y estará integrado por empresarios trabajadores y representantes de la Sociedad Civil.
Se abocará a elaborar estudios para la implementación de políticas públicas del gobierno y tendrá un carácter consultivo.
Hacer de la inclusión social una prioridad, exige que el conjunto de los programas sociales sean agrupados y articulados en un Ministerio del Desarrollo y de la Inclusión Social, para que el desarrollo pueda llegar efectivamente a los que más lo necesitan.
El Programa Juntos, será extendido progresivamente hasta alcanzar los 800 distritos más pobres del país.
Los adultos mayores en situación de pobreza y que no reciben ningún beneficio del Estado, deben recibir la solidaridad de la nación, hogares donde la edad avanzada se conjuga el sufrimiento de la pobreza, exigen una acción social impostergable. A esos hogares, haremos llegar los 250 nuevos soles del Programa Pensión 65.
Su implementación será inmediata y alcanzaremos los 800 distritos más pobres del país, progresivamente.
El Programa Cuna Más, para los niños de 0 a 3 años, también se aplicará gradualmente y en los 800 distritos de pobreza extrema del Perú.
El combate a la desnutrición infantil será una prioridad apoyado en la implementación de un Programa de Nutrición Infantil, que comprenderá desayuno y almuerzo en todas las escuelas.
Haremos los esfuerzos que sean necesarios para que se alcance en todo el sistema educativo la jornada de 8 horas de estudio e incentivar la cultura del deporte y la recreación potenciando las competencias interescolares en los campos de la cultura y las disciplinas deportivas, como respuesta al alarmante dato de que más de un tercio de los alumnos de las grandes ciudades del Perú corren riesgo de obesidad.
Iniciaremos el Programa Beca 18, que integrará los programas existentes y que permitirá que los jóvenes de bajos recursos económicos y con alto rendimiento escolar puedan continuar sus estudios de nivel superior en instituciones públicas y privadas, en programas universitarios o de técnicos superiores.
Reforzaremos el Sistema de Acreditación Universitaria. Los títulos a nombre de la nación, que en algunos casos prácticamente se regalan, tendrán un riguroso procedimiento nacional en salvaguarda de la calidad educativa.
En el ámbito de la salud, fortaleceremos el sistema de salud e instalaremos el Sistema de Atención Móvil de Urgencia, más conocido como SAMU, con una experiencia piloto en Lima y tres capitales de departamento, y la creación de un Programa de Facilitación de Acceso a Genéricos de Calidad, reforzaremos la atención primaria en salud en los distritos más pobres del país.
En los próximos cinco años construiremos hospitales en cada una de las 50 capitales de provincia donde aún faltan, haremos así realidad nuestro compromiso de tener por lo menos un hospital en cada provincia del Perú.
Los campesinos del Perú y, en general, los pobres del campo serán objeto de prioridad. Agrobanco captará recursos para el otorgamiento de crédito a la agricultura familiar y estableceremos módulos de desarrollo agrario accesibles a las distintas formas de asociaciones agrarias y de productores.
El Perú establecerá una nueva relación entre el Estado y el mercado distinta de las fracasadas recetas extremas del Estado intervencionista o del Estado mínimo y excluyente. En esa nueva relación el Estado será un promotor de la inversión y del desarrollo, garante del ejercicio de los derechos y libertades, impulsor de las oportunidades para todos.
Buena parte de los conflictos del planeta se deben a la carencia del agua, no es posible que el Perú, que queremos construir, no desarrolle una política de aprovechamiento soberano de los recursos naturales, una política que garantice la explotación racional y equilibrada del agua, la tierra, los bosques, la biodiversidad, el gas y los minerales. Estos recursos, de todos los peruanos, contribuirán a la eliminación de la pobreza y la desigualdad. Se alentará la actividad privada sobre los recursos naturales, pero estos serán explotados en condiciones de respeto a las poblaciones, a los trabajadores y al medio ambiente.
Asimismo, avanzaremos profundamente en la política de ordenamiento territorial que nos permita establecer de manera participativa el uso racional de nuestro territorio. Las ganancias extraordinarias de las empresas mineras deben contribuir al esfuerzo nacional en pro del combate contra la pobreza. Los contratos serán respetados y la negociación permitirá. No lo dudo, y repito, no lo dudo, que esta significativa contribución beneficie a todo el país.
Mi determinación es muy clara, tengo la voluntad y la convicción para alcanzar este objetivo. En ello va mi palabra y mi compromiso con el pueblo peruano.
El gas del Lote 88 Camisea, será orientado prioritariamente hacia el consumo interno. Ejecutaremos una política de masificación del consumo de gas natural para llevarlo a los hogares, en cinco años la ciudad de Lima podría contar con aproximadamente 400 mil conexiones.
Con la garantía de cumplir con la legislación vigente que establece la obligatoriedad del abastecimiento del mercado interno, implementaremos acciones para que se reduzca significativamente el precio del balón del GLP, lo que repercutirá favorablemente en la economía de la mayoría de la población peruana, sin introducir distorsiones en el mercado ni fomentar el contrabando.
Asimismo, masificaremos el uso del GNV como combustible barato y accesible a todos. Insistiremos en la diversificación de la matriz energética a favor del gas y las energías renovables, e impulsaremos el desarrollo de la industria petroquímica. En esa medida fortaleceremos la regulación y el acceso competitivo a las fuentes de energía para el transporte, evitando los sobreprecios.
Promoveremos la construcción de hidroeléctricas fortaleciendo Electroperú y a las empresas eléctricas estatales regionales y promoviendo las privadas, en un adecuado balance que otorgue prioridad a la demanda nacional. El Estado evaluará la participación de Electroperú en nuevos acuerdos de inversión.
Reconstruiremos una verdadera Marina Mercante del Perú para ejecutar lo que dispone la ley de reactivación y promoción de la Marina Mercante nacional, y en esa medida fortaleceremos el SIMA y ENAPU como empresas eficientes y solventes.
Buscaremos que la construcción de más aeropuertos se oriente también hacia el fomento del turismo. Tomaremos las medidas necesarias para que el Perú tenga su línea aérea de bandera y que el mercado aéreo comercial sea más abierto y de mayor competencia sobre todo para abaratar y ampliar la comunicación al interior del país.
En el campo de la infraestructura se proseguirá con la ejecución de obras viales como los proyectos IIRSA, Interoceánica del Sur, Interoceánica del Norte, los programas Costa-Sierra y apoyaremos la elaboración y la construcción de proyectos ferroviarios.
El Gobierno nacional será el principal aliado de los gobiernos regionales y locales. Una de nuestras primeras medidas será la instalación de un mecanismo de relación fluida del Gobierno con los presidentes regionales, incluyendo el reconocimiento a la asamblea de gobiernos regionales.
Para la ejecución de las políticas públicas nacionales, el Gobierno realizará reuniones descentralizadas, buscando el diálogo con las autoridades regionales, alcaldes y representantes de la sociedad.
Los compromisos de mutua obligación serán objetos de seguimiento desde el Gobierno.
Consolidaremos el proceso del presupuesto participativo. Fomentaremos la vigencia de los consejos de concertación local y regional ahora debilitados y en algunos casos hostigados como expresión de un enfoque de gestión compartida. En el caso concreto de Lima que ha crecido de forma desordenada y caótica, daremos continuidad a la inversión en el transporte público de la ciudad.
Anuncio, que en el plazo de dos meses se iniciará una nueva etapa en la reconstrucción de los pueblos del sur afectados por el terremoto del año 2007, lo que se realizará con el concurso de los batallones de ingeniería de las Fuerzas Armadas.
El Gobierno hace eco de la alerta mundial sobre el cambio climático y se compromete a fortalecer la regulación y dedicarse con seriedad a las labores de preservación de nuestra biodiversidad, del recurso hídrico y de los glaciares. Será una prioridad para nosotros la prevención de los desastres.
El Gobierno siente que uno de los graves problemas que provoca temor y frustración en las personas, es el de la inseguridad. Se arrastran en ellos 30 años de fracaso y muy pocos éxitos y los que sufren las consecuencias de la violencia y del crimen organizado, el narcotráfico y el pandillaje, son los más pobres.
Queremos cambiar esa historia de ausencia de liderazgo político y la carencia de una política del Estado eficaz en esta materia. Es necesario desterrar la idea de que la inseguridad es un problema exclusivo de la policía.
Por eso, anuncio que, así como el Presidente de la República preside el Consejo de Defensa Nacional, presidiré también un consejo nacional de seguridad ciudadana y política de lucha contra la criminalidad, para darle un carácter multisectorial.
Realizando un esfuerzo financiero del Estado, iniciaremos un proceso gradual de eliminación del sistema uno por uno en servicio policial. Incrementaremos los salarios de la Policía, en el marco de un sistema más amplio que incluya la reforma de remuneraciones de la Policía Nacional del Perú.
Activaremos un servicio policial voluntario. Equiparemos y conectaremos a las comisarías a la red digital. Estableceremos penales fuera de Lima y de las principales zonas urbanas del país. Implementaremos el trabajo físico para los condenados por graves delitos. Disuadiremos con penas más altas el uso de armas en la comisión de delitos de cualquier índole.
En mi gobierno, no habrá perdón para los violadores y para ningún delito cometido contra un niño o una niña. Combatiremos el feminicidio. Propondremos una revisión de la legislación vigente. Ejecutaremos una política contradrogas, que consolide el modelo peruano de desarrollo alternativo, integral y sostenible, para convertir a los productores, hoy ilegales, en agentes de una economía legal.
No seremos indiferentes frente al incremento alarmante de drogas, entre los adolescentes y jóvenes. Respetaremos el debate en torno a este tema que se ha abierto en estos años dentro y fuera del país. Pero nosotros no legalizaremos ningún tipo de droga ni cultivos ilícitos. Por el contrario, los vamos a combatir.
Nuestra política antidroga será soberana y reclamará que se haga realidad la responsabilidad compartida con los países consumidores. Seremos inflexibles en el control de los insumos químicos y el combate a las bandas de narcotraficantes. Reduciremos la superficie ilegal de sembríos de coca. No permitiremos la extensión de cultivos ilegales. Menos aun en parques nacionales y zonas ecológicas.
Al mismo tiempo, el Perú podrá tomar la iniciativa de una cumbre presidencial regional antidrogas, con la participación de los países productores y consumidores, a cuyos presidentes he percibido muy preocupados en este tema.
La corrupción es para nosotros un elemento que debilita al Estado y afecta su desarrollo. Es, por lo tanto, un problema de seguridad.
En tal sentido, defiendo la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción en agravio del Estado, y la inhabilitación a perpetuidad contra sus autores o cómplices para el ejercicio futuro de cualquier función pública.
Propongo la supresión de las penas condicionales en las condenas por corrupción, para que la prisión se cumpla de manera efectiva. Y defiendo la eliminación de los beneficios penitenciarios en los casos de corrupción.
Debemos poner fin a las secuelas de la violencia terrorista que vivimos, y cumplir con las reparaciones individuales y colectivas. Es necesario que las víctimas y deudos rehagan sus vidas personales o familiares, que miren con otros ojos su futuro, porque viven en la patria que los incluye, que los reconoce como peruanos y no los tiene que discriminar.
En cuanto a la defensa nacional, en primer lugar queremos recuperar la moral de nuestras Fuerzas Armadas y equiparlas de forma adecuada, se reformará el sistema remunerativo de las Fuerzas Armadas, buscando cerrar la brecha salarial que existe entre los distintos grados.
Esto se hará salvaguardando la obligación que tiene el Estado de honrar el pago de pensiones, que es un derecho fundamental consagrado, mantendremos la pensión renovable y realizaremos ajustes salariales graduales.
Nuestra primera inversión militar será en el soldado, fortaleceremos el servicio militar con incentivos, mejorando el pago a los conscriptos e instalando un instituto tecnológico en las Fuerzas Armadas para la enseñanza de especialidades a quienes egresan del servicio militar.
Ratifico mi compromiso de desarrollar una política exterior multilateral de cara a nuestra región, que tanto a cambiado en la última década; la integración en el marco de Unasur y la Comunidad Andina de Naciones será la línea principal de acción.
La solución pacífica de los litigios internacionales es la filosofía que me inspira y particularmente en relación a nuestros diferendos con Chile, seguro de los fundamentos de nuestra causa que defiendo ardientemente, afirmo que acataremos el fallo del Tribunal de la Haya, en nuestro reclamo sobre la frontera marítima y estoy convencido que Chile hará lo mismo.
Vivimos en un mundo que cambia día a día y donde emergen nuevos poderes regionales, las condiciones están dadas para llevar adelante una fructífera integración de la región.
No deseamos una economía autárquica, que se mire a sí misma, aislada del proceso de globalización, queremos más bien una economía integrada. Integrada en primer lugar con la región y en especial con nuestros vecinos andinos y sudamericanos, nuestra región es inmensa y rica en recursos, pero también en historia y en culturas comunes.
Yo les quiero recordar que nuestra independencia fue un proceso regional, donde todos nos hermanamos para lograr nuestra libertad y soberanía, la heroica gesta de nuestros próceres como el general don José de San Martín y el libertador Simón Bolívar, siempre conscientes de la urgencia de la unión de los pueblos de América, fueron los precursores del impulso integrador del presente. "Seguramente —escribía Bolívar— la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración". Este es aún un objetivo pendiente para todos los pueblos hermanos de Latinoamérica.
El gobierno se propone reconocer y reivindicar a los 3 millones de peruanos migrantes, para empezar mejoraremos la defensa consular de los peruanos en el extranjero y rebajaremos el costo de las remesas mediante convenios que realizará el Banco de la Nación, deseamos que quien desea regresar a su patria lo haga y para ello fomentaremos que sean sujetos de créditos. Los detalles de estas políticas aquí señaladas serán presentados por la Presidencia del Consejo de Ministros, como corresponde, ante el Parlamento.
De la tradición militar, que no olvido, y llevaré en el corazón hasta la muerte, conservo el orgullo, conservo el sentimiento de orgullo, la tenacidad, la austeridad y el amor por el Perú y sus intereses. En esa tradición, a diferencia de lo que algunos piensan, que se sabe mandar, pero también se sabe obedecer; hay jerarquías, pero también fraternidad; hay disciplina, pero también intercambio de opiniones; esa tradición se funde con el espíritu generoso del Perú lejano al odio, no vengo en son de guerra sino en son de paz, sin venganza y sin rencor.
Yo, que he sido acusado de casi todo he aprendido a perdonar hace muchos años, antes incluso de hacer política.
Por eso a los que aún persisten en el encono, les pido que bajen sus espadas y sus lanzas; a los que demandan salarios y derechos les digo que no bajen sus banderas, pero que sepan que todo cambio para ser sostenible debe ser gradual y racional.
A mis partidarios les pido consecuencia, lealtad, sacrificio, inteligencia y honradez.
A la oposición, la llamo a la responsabilidad, les pido vigilancia y que desde su oposición respeten también el mandato de las urnas, su mandato y el nuestro.
Al terminar este mensaje, reitero que soy un soldado de la democracia, y como dice la frase célebre de la independencia: "Firmes y felices por la unión".
Muchas gracias a todo el país. ¡Que viva el Perú!
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