Es sabido que la educación se desenvuelve en un binomio conformado fundamentalmente por el informar y el formar. La información nos brinda una serie de conocimientos que nos permiten desempeñarnos en una serie de ámbitos, que van desde el artesanal hasta el técnico llegando al profesional. Pero la información también tiene que ver con la adquisición o perfeccionamiento de ciertas habilidades o capacidades humanas. Es por eso que hay educación regular, vial, sexual, religiosa, laboral, cívica, psicológica, castrense o deportiva. Pero esta información tiene que ir acompañada de niveles de orientación, de un componente ético. La educación vial, por ejemplo, no es suficiente si se limita a las reglas de tránsito. Tiene que enriquecerse con el respeto al otro en un sentido cívico y respetuoso.
Es por eso que también se habla y también se escribe de la educación para el crimen, para la delincuencia o para la destrucción de los valores cívicos. Es la educación sin ética y moral que pervierte a la sociedad.
En ese sentido se puede asegurar que los medios de comunicación educan para bien o para mal, lo cual se torna en más dramático cuando millones de compatriotas tienen en lo que ven, escuchan o leen su único acceso a algún tipo de educación repito, para bien o para mal.
Por ello me hago la siguiente pregunta ¿Qué tipo de sociedad estamos formando cuando líderes de opinión maleducan o deseducan o simplemente malforman a muchísimos compatriotas? Veamos algunos casos de personajes reconocidos como líderes de opinión que deseducan a la población.
El primero de ellos, el precandidato presidencial señor Jaime Bayly. Este señor utiliza sus reconocidas cualidades para insultar a quien no tiene al frente, siempre escudado detrás de una señal que siendo grabada o en vivo no permite la réplica del atacado o atacada de turno. Maltrata a sus compañeros de trabajo, insulta a quiénes no conoce. Pregona desprecio por lo monetario pero se somete a las cláusulas crematísticas de un contrato, renuncia públicamente pero al final se queda cómodo y sonriente. Es malcriado e insolente con una dama como la señora Claudia Cisneros que de lejos ha dado al país más de una muestra pública de coherencia con sus principios. Igual hace con sus compañeros de trabajo los maltrata sin pudor ni reparos. Deseduca permanentemente, maquillando su mal ejemplo con la máscara del humor. El señor Bayly, como saben, ha manifestado su interés en ser presidente del Perú.
Luego tenemos a la señora Magaly Medina, quien luego de una temporada en la cárcel, anuncia su retorno jugando con la onomatopeya de una mentada de madre, para lo cual utiliza al grupo musical de otro comunicador exitoso como el señor Raúl Romero. En diversas emisoras televisivas y radiales se ve y se escucha a la señora Medina profiriendo la frase ¡Que se vayan a la ...che..de su madre! ¿Qué les parece lo que dice la señora conductora, lideresa de opinión según propios y extraños?.
¿Son concientes el señor Bayly y la señora Medina del daño que le hacen a una sociedad que vivió - y vive- todo tipo de violencia?
Por si no lo saben, tanto el señor Jaime Bayly como la señora Magaly Medina son reconocidos en la Encuesta del Poder en el Perú versión 2009 como los más influyentes en las categorías de Farándula, Personajes Populares y Prensa Televisiva.
Siendo personajes influyentes son pues un ejemplo que la influencia puede ser nefasta para nuestra sociedad si el que la posee la utiliza sin moral y sin sentido ético. La presencia exitosa de ambos personajes en la TV, a pesar de los contenidos y mensajes negativos, es ya un síntoma evidente de nuestra descomposición social.
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