lunes, 29 de marzo de 2010

LA DEFORMACION DE LA CRUZ EN LA CAPILLA PROVISIONAL DE LUREN EN ICA

Por: Rony Galindo Aparcana

Cuando se hace una obra importante se acostumbra estampar una firma, poner un nombre, incrustar una placa recordatoria, señalar con una marca personal o escribir un simple seudónimo en ella para que se reconozca al autor de la misma y sea recordado en la posteridad.

La sagrada imagen de nuestro Cristo Crucificado de Luren, damnificado mayor del terremoto del 2007, que se viera obligado a abandonar su Santuario por inhabitable, es desde el 14 de Octubre del 2008 el inquilino la nueva Capilla Provisional edificada ex profesamente. Tal construcción se llevó a cabo con financiamiento de la Municipalidad de Ica, Instituciones particulares, personas y donaciones materiales de la feligresía, pero el monitoreo de la obra le correspondió al Obispado de Ica.

Partes del Santuario herido fueron autorizados para su traslado a la Capilla para su acondicionamiento, entre ellos se desmontó las placas de ónix que recubrían la anterior y tradicional cruz de concreto, hecha por el Maestro Alberto Cierra Alta. Estas placas se han vuelto a utilizar para hacer otra cruz con otra forma. Una extraña diseño que pareciera un anagrama que esconde letras estilizadas, disimuladas. (¿Una especial firma tal vez?). O de pronto sea un extraño código alejado del conocimiento del pueblo y cuya única persona que pueda dar explicaciones sobre esta deformación intencionada y su significado sea el Obispo chiclayano, muy apegado a estilos modernistas (sino hagamos un recordaris del esperpento ciclópeo que hubiese sido su frustrada Basílica).

Pero la pregunta sigue rondando en las mentes de los católicos y el disgusto por este cambio inconsulto se acrecienta. ¿Acaso los aires vanguardistas de nuestro prelado lo facultan agredir la sensibilidad de un pueblo tradicionalista y conservador en sus costumbres?

Este es otro de los yerros del purpúreo vicarial. Pero, se nos ocurre realizar una atrevida pero imaginaria comparación para saber el estado de ánimo de los católicos chiclayanos si apareciera en la bella catedral norteña, de arquitectura republicana y cuya portada se encuentra sostenida por columnas dóricas, si como fondo a la talla magistral del Cristo Pobre apareciese una cruz deforme como la que nos han endilgado en Ica. O se repita el caso en la pequeña pero añosa Iglesia de Santa Lucía en Ferreñafe, Patrona de la ciudad, con altares de mármol y torres de cúpulas semiesféricas; de seguro sabríamos la inmediata protesta de un pueblo tradicionalista –como el nuestro- que no les gusta los experimentos ni las señas personales.

Tal vez esta cruz sobreviva el tiempo que dure la autoridad del Obispo, pero no más. Esa extraña cruz no nos gusta a los iqueños, menos que aparezca junto a nuestro bien amado Santo Patrón. Una polémica más que se ha generado en estos tiempos. Extraña y sibilina manera de pretender trascender.







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