martes, 14 de julio de 2009


Mientras hay inescrupulosos que se benefician con ganancias ilícitas
SOCIEDAD IQUEÑA NO REALIZA ACCIONES PARA FRENAR LA TRATA DE PERSONAS
Por: Renán Palacios Uribe -Reg. CPP : MH-0183

Personas identificadas y concientizadas con la iniciativa de Reprimir y Sancionar la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, manifiestan que fuentes confiables de crédito aseveran que cuando hay denuncias y operativos de parte de las autoridades inmersas, se daría la figura del arreglo.
Añaden que, en algunos casos los locales intervenidos son “clausurados”, tal medida sin embargo no tarda en ser revocada gracias a las acciones de amparo.
En otros, al poco tiempo el local clausurado reabre sus puertas con la misma razón social o con otra nueva que encubre la verdadera actividad que es la Trata de Personas en la modalidad de explotación sexual, incluso con la obtención de Licencias Especiales; razón por la cual no se les puede encontrar con las manos en la masa a quienes ejercen la explotación sexual de menores y adolescentes. Razón mas que suficiente para que no existan en los registros de denuncias por este delito mayúsculo infractor alguno.
Tristemente, tenemos que admitir que algunas autoridades vinculadas a la problemática de prevenir esta clase de ilícitos incluyendo algunos malos padres; no son los mejores defensores de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
Se conoce que ahora se tiene que cumplir con el requisito de programar un plan que precise las fechas y horas de los operativos. Hay quienes sostienen que esto tendría el propósito de alertar a los explotadores y comerciantes sexuales y laborales, quienes esconderían en ambientes contiguos y cerrados a las menores cautivas, exhibiendo solamente a aquellas que cuentan con el Documento Nacional de Identidad. Este sistema debe cambiarse como otra medida para combatir la Trata de Personas en nuestra ciudad.
La razón principal de que se dé en pleno Siglo XXI la Trata de Personas, es producto del engaño en el que caen nuestros niños, niñas y jóvenes con la promesa del trabajo y así acceder a bienes y a un estatus superior; haciendo que el mercado de consumo y el rango social determinen cada vez más que el cuerpo se transforme en una vía para la consecución de dinero, objetos u oportunidades de diversión y por ende la degradación de los valores y la crisis de la sociedad.

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