sábado, 14 de noviembre de 2009

CON EL MARCO DE UNA GRAN FIESTA SE FESTEJARON LOS VEINTE AÑOS DE LA CAIDA DEL MURO DE BERLIN


No importaron ni el frío, ni la persistente lluvia que ese día azotaron durante toda la jornada a Berlín, lo único que les importó a las cientos de personas que se conglomeraron el pasado lunes en la ciudad alemana de Berlín fue participar de los festejos que el gobierno organizó con el objetivo de conmemorar y recordar el vigésimo aniversario de la Caída del Muro del Berlín.




El Muro de Protección Antifascista, como también se lo conoció, fue una de las expresiones más características y nefastas de la llamada guerra fría y durante 28 años consecutivos, del 13 de Agosto de 1961 hasta el 9 de Noviembre de 1989, dividió a la ciudad de Berlín en dos, provocando la escisión del país en dos mitades: República Federal Alemana y República Democrática Alemana, con ideologías políticas totalmente enfrentadas como sabemos.

Muchísimas fueron las víctimas que por intentar cruzar al otro lado fallecieron como consecuencia de la detonación de minas, disparos y caídas a profundas zanjas, entre otras razones.

En tanto, hoy, veinte años después de su caída y al llegar a una fecha tan paradigmática como son los veinte años, las autoridades alemanas, entre ellas, el presidente Horst Köhler y la canciller alemana Angela Mekel, ayudados y acompañados por líderes políticos y artistas de todo el mundo decidieron armar un gran festejo que incluyó música, reflexión y alegorías.

La fiesta comenzó el jueves 5, unos cuatro días antes, en la Puerta de Brandeburgo con el concierto que la banda irlandesa U2 ofreció gratuitamente ante miles de fans durante treinta minutos y que estalló cuando su líder, Bono, un reconocido luchador de cualquier causa social que pulula por ahí, le dijo a Berlín que era maravillosa y luego entonó los primeros versos de uno de sus temas más fabulosos, One.

Y siguió el lunes 9, el día que oficialmente se recuerda la caída, con un concierto de la de la Staastkapelle de Berlín dirigida por el argentino Daniel Baremboim al que asistieron las autoridades alemanas y varias visitas extranjeras ilustres: Nicolas Zarkozy, Gordon Brown y Hilary Clinton, con el recorrido que la canciller Merkel realizó por el antiguo puesto fronterizo de de la Bornholmer Strasse junto a los Nobel de la Paz Lech walesa y Mijail Gorbachov y se coronó con la simbólica caída de 2 mil dominós gigantes pintados por artistas y estudiantes de todo el mundo apostados justamente en el centro de los festejos.

Resulta realmente una alegría asistir a este tipo de festejos que promueven la unión por sobre la división, una cuestión muy interesante de transmitir a las nuevas generaciones para que NUNCA MAS vuelva a repetirse.

Foto: AFP

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