La regidora Ketty Miranda Vigil pasará a la historia como la presidenta de la Comisión Organizadora del Espectáculo Internacional de la Vendimia, mal llamado FIVI 2013, porque de Festival no tiene absolutamente nada.
Por ignorancia y capricho de sus organizadores, toda una tradición iqueña de muchos años (1938) que nos llenaba de orgullo se ha resumido a un simple y vulgar negocio de artistas y promotores, donde la Municipalidad Provincial se divorció de su rol promotor de la cultura y el turismo, pasando a convertirse en un mero alquilador de escenario, sin voz ni voto para actuar.
Los más humillados, perjudicados y cuasi estafados han sido los dueños de casa, nuestros hermanos vitivinícolas, quienes para abrir sus stands campiñeros han tenido que pagar al Comité del FIVI ciertos caprichos, como por ejemplo 20 soles diarios por cada foco, 50 soles diarios si pone música, entre otros cobros abusivos.
Lo más indignante es que la promotora de espectáculo "Uchuya Lazarte" hasta las ocho de la noche permite la venta de entradas populares de tres soles para acceder a las vivanderas y vitivinícolas, pues a partir de esa hora la venta de entradas es exclusiva para el show estelar, a razón de 33 soles entrada general y 52 soles la zona Vip.
Entonces, luego de las 8:00 de la noche se convierte en un desolado desierto la zona de productores vitivinícolas, porque los que ingresan al espectáculo están prohibidos de dirigirse a ese sector que siempre fue y es la escencia del Festival Internacional de la Vendimia.
Ante tal situación, los productores se ven obligados a pagar 160 soles por noche para poder vender su cachina en un pequeño espacio dentro del área de espectáculos. Además, por la ley de oferta y demanda no pueden vender a más de cuatro soles la botella.
Tiempos aquellos
El Campo Ferial durante el FIVI siempre ha tenido su zona de espectáculo. En años anteriores, los miles de asistentes no siempre iban a pararse frente al escenario, sino que muchos de ellos -dependiendo del artista- preferían gozar de la vendimia iqueña bebiendo cachina y bailando dentro de los stands vitivinícolas, en compañía de amigos y familiares.
Cuando venían los juegos mecánicos (Ciudad de Hierro, Play Land Park) la cosa era más colosal, porque las familias iqueñas, incluyendo visitantes, podían acudir con sus hijos y disfrutar de una sana recreación, y de paso apreciaban las diversas exposiciones sobre producción agrícola, vitivinícola y pecuaria, además de las artesanales y culinarias.
Lo único bueno que por suerte hasta ahora los advenedizos organizadores del FIVI no pueden destruir, es el tradicional corso de carros alegóricos, el cual se realiza cada año gracias al esfuerzo y colaboración de las instituciones y del empresariado local.
Mañana luego del colorido corso es lo mejor que recordaremos de este pseudo Festival Internacional de la Vendimia Iqueña. Claro que mención especial también merece la tradicional Ruta de Lagares que viene desarrollando la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo, donde se da atención a la Reina de la Vendimia y Reinas invitadas, desarrollándose el emblemático e infaltable ritual de la pisa de la uva.
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